- Entrevistas
Conversamos con la novel escritora sobre su primera novela 'La que un día fui', su proceso creativo y lo que significan el amor y los conflictos, más allá de la ficción.
- Abogada de profesión. ¿De dónde nace el amor por la literatura y cómo desarrollaste este talento?
El amor por la literatura ha estado presente en mí desde hace muchos años; pero, para ser precisa, puedo decir que nació cuando estaba en Tercer Grado de Primaria. En el colegio incentivaban mucho la lectura de novelas en los niños y te calificaban por ello cada semana, lo que nos hacía leer rápido y con una gran comprensión lectora. En esos años descubrí la dicha que me producía leer una novela e imaginarme todo lo que iba sucediendo. Era mejor que una película.
Por muchos años solo estuve leyendo y leyendo, hasta que en la Universidad (en la USMA), donde estudiaba Derecho y Ciencias Políticas, se me despertó la curiosidad por escribir y de la manera más genuina posible: Cuando abrió la Librería de la Universidad la administraba un señor el cual siempre me atendía con mucha alegría; solíamos hablar mucho de las novelas que me había leído y las que pensaba leerme. Un día me dijo: “Katherine, tienes muchas novelas ya en tu cabeza, miles de paisajes y dramas por doquier, deberías empezar a escribir”. A esa sugerencia, le respondí: “No creo que tenga que ver que si leo muchas novelas, sería buena escribiendo. Una cosa es leer y otra muy diferente es escribir”.
Y en ese momento me dijo algo que todavía él no sabe el impacto que me causó: “No sabes si eres buena haciéndolo, ya que no lo has intentado”. Ese día me fui de la librería con ese pensamiento y al día siguiente, cuando tuve un tiempo libre en el trabajo, empecé a escribir una historia que solo se creaba en mi cabeza.
En efecto, tuvo razón. Si podía escribir. Así empezó esta hermosa etapa como escritora.
- En tu primer libro “La que un día fui” tratas un tema complejo: el amor en medio del Fascismo. ¿Cómo fue el proceso de investigación y creación de la obra para poder llevar la realidad a la ficción?
El proceso fue hermoso, pero lento. La novela me llevó escribirla 2 años.
Yo nunca he ido a Italia, pero quería que la novela se ambientara allá, por lo cual tuve que investigar desde el nombre de los pueblos, paisajes y distancias, hasta la cultura italiana de principios del Siglo XX, cómo surge el fascismo, quién era Mussolini y cómo se posicionó, las causas de que se diera todo lo que pasó y también tuve que irme hasta lo más sencillo: “Cómo pensaba la mujer italiana de esa época”, que era algo con lo que tropecé varias veces en el proceso.
La protagonista de la novela, Leticia, es una mujer y, como tal, me sentía identificada con ella. No podía evitar a veces transmitir mi pensamiento a su mente, pero en varias ocasiones tuve que frenarme sin quitarle su esencia de empoderamiento femenino, ya que en la época tampoco podías ir en contra de todo si sentías que tu vida valía algo. Por esa razón tuve que investigar mucho más, no solo lo que aparece en los libros de historia.
El resultado, aunque lento, me encantó. Una mujer que es víctima de los años en los que vive, pero que no se deja derrotar.
- ¿De qué trata la novela? ¿Cuál sería tu sinopsis para contextualizar al lector?
La novela se llama “La que un día fui”. Está ambientada en el difícil periodo entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial en Italia.
Leticia, una hermosa y valiente mujer Italiana, crece a medida que pasan las páginas del libro (ella nace en el año 1910) y bajo su prisma, a veces inocente y otras no tanto, se narra todo el surgimiento del fascismo, la brutalidad de las Camisas negras, el exterminio del socialismo, el fanatismo político, deterioro en la economía italiana a causa de medidas totalitarias… Algunos pasajes de la realidad rusa Zarista, como la comunista, el nazismo y su brutalidad, aunque también vemos como su gran amor por un judío Italiano que la lleva a tomar muchas decisiones que le cambiarían el curso de su vida.
Si bien durante toda la novela se explica todo el contexto histórico en el que se encuentran, también se puede ver un gran amor, que lleva a los personajes a verse envueltos en muchas tragedias, pero decididos a que no los separen.
- Leticia, la protagonista de tu obra, en contra de la realidad fascistas que invade su país, lucha por un amor prohibido. ¿Qué significa el amor para ti? ¿Qué harías tú por amor?
El amor es el motor principal que me mueve. Tanto el amor propio, como el amor hacia mis seres queridos, amigos y mi novio, hasta el amor hacia lo que hago.
En la novela vemos diferentes escenarios donde el amor de padres a hijos, de pareja y de amistad, hacen que todas las cosas sean mucho más llevaderas. Por lo cual, si me preguntas qué significa el amor para mi, es todo. El ser humano debe vivir sintiendo amor hacia lo que lo rodea y por quienes lo rodean, o si no entra en un mundo carente de mucho sentido.
¿Qué haría yo por amor? Todo.
- ¿Es Leticia un autorretrato de cómo actuarías tú en ese ambiente? ¿Vemos reflejos de ti como persona en la novela?
Tengo que admitir que Leticia tiene mucho de mi personalidad en ella. Al fin y al cabo, yo la creé. Pero, también hay diferencias claras por el contexto histórico en que vive.
Si las cosas que le pasaron a Leticia sucedieran ahora, yo hubiese actuado mucho más “frontal” y yendo en contra de muchas personas, porque sabría que tendría respaldo de organizaciones, medios de comunicación, redes sociales… sin embargo, en esa época eso no era así, por lo cual, creo que las circunstancias me hubiesen llevado a vivir una vida muy parecida a la de Leticia.
- ¿Por qué situar una historia de amor en una época tan violenta como la Italia fascista de principios del siglo XX, en medio de las guerras mundiales?
Creo que esa historia de amor es la que se le puede desear a todo el mundo y más por el momento histórico donde se encontraban, dado que podían desistir de estar juntos porque “era el camino más sencillo”. ¿Cuántos de nosotros no luchamos por algo que nos importa (independientemente que sea una pareja o no) porque parece ser muy complicado?
El hecho de que un estado entero, tu familia, tu entorno, todos quieran que no estés con esa persona, dada su ideología, y que tú quieras hacer prevalecer el amor porque amas como esa persona te hace sentir, no te juzga, te incentiva a ser mejor persona y te sientes el centro de su universo, lo hace mucho más emocionante. Son las historias de amor que yo como lectora leería.
- ¿Qué debemos aprender de esta época que marcó la historia de la humanidad?
Que el totalitarismo, el populismo, la falta de garantías de un Estado de Derecho propio de un país democrático, la falta de una buena educación para los pueblos, ya sea con cualquier ideología política que se le quiera llamar (socialistas, comunistas, fascistas, etc.) siempre cometerán injusticias contra el pueblo, alegando un presunto “Bien común”.
Pero creo que lo más importante que podemos aprender de esa época es que la EMPATÍA lo es todo.
La apatía es lo que llevó a Mussolini a golpear o matar a todos los que estaban en su contra, lo que llevó a Hitler a acabar con la vida de millones de personas por no ser “arios”, lo que llevó a que varios países que tenían el éxodo judío a flor de piel, buscaran la manera de salir de ellos en vez de ayudarlos... y así puedo seguir...
El hecho de que no nos pongamos en los zapatos de los demás como seres humanos, como simple humanidad, es lo que nos ha llevado a cometer las peores desgracias.
- ¿En qué hemos fallado como para seguir viviendo tiempos violentos y con conflictos entre países?
Hemos fallado por siempre buscar nuestro propio bien, tanto político, como económico, sin importar a quienes afectamos en el camino.
Tanto las ideologías políticas como las religiones se centran en su solo círculo de creyentes o adeptos y suelen mirar a los demás como otro tipo de ser humano, nada parecido a ellos (así como pasó con Hitler, Mussolini, Franco…). Esa falta de humanidad y de empatía, como antes mencionaba, es la que nos ha exterminado desde que fuimos creados.
Debemos empezar por escoger mejor a nuestros gobernantes. Menos personas adeptas a un partido específico y que llegan al poder porque “les tocaba” y más personas que tengan el sentido humano y de querer lo mejor para su pueblo, mejorando la calidad de la educación pública, la salud, el transporte. Con estas acciones están estableciendo un Estado donde las personas tengan igualdad de oportunidades de poder surgir, y si no lo hacen, es porque no quiso de verdad, pero no porque el Estado no se lo permitió.
- ¿Crees que sea posible lograr la paz? ¿Qué debe ocurrir para eso?
Aunque sea difícil y cada estado tenga su ideología muy fijada, sí lo creo.
Debemos enfocarnos en trabajar los Derechos Humanos en cada uno de nuestros estados, llevar la empatía al corazón de los gobernantes y, si no se puede, cambiarlos y colocar en el mando a alguien más capaz. Hay millones de personas dispuestas a dar su grano de arena por cambiar el mundo, pero por “conveniencias” no les dejan actuar.
Empezar a negociar entre todos para lograr el bien común. Trabajar en cooperaciones que afecten positivamente nuestras naciones.
Mi mensaje es que no necesariamente lo que era legal en ese momento, era lo correcto, debemos ser más objetivos, pensantes y cuestionarnos siempre.
En nombre del “bien común” del estado, se cometieron atrocidades, empezando por las guerras y sus miles de soldados muertos por una voz de mando, pero también con las personas afectadas por el deterioro en el pueblo que dejaba una guerra, el machismo, la opresión de la mujer en todo sentido, el extremismo con que se trataba el tema de los judíos.
En la novela verán como cada persona dentro tiene su manera de ver el mundo y ese equilibrio es necesario, pero siempre en el marco del respeto y de la empatía.
El otro mensaje sería que luchen siempre por aquello que crean importante, así piensen que todo está en su contra. Debemos luchar siempre hasta conseguir lo que sentimos es lo que nos da la fuerza de levantarnos cada mañana.
Leer más: La pediatra que lleva una voz de esperanza a víctimas de violencia