Isabella Amado

Cuando terminé mi entrenamiento, vi un mensaje de que querían hablar conmigo. Mi papá me dio la noticia de que había llegado la invitación a los Juegos. Estaba feliz,   mariposas en el estómago de  pensar que iría a la competencia de mayor nivel en gimnasia y en todos los deportes. 

 

 

Cada competencia que he tenido (Río 2016 será mi N.° 92), da una lección.  A veces se gana, otras se pierde, en las que se pierde me gusta analizar cuáles fueron mis errores y cómo los puedo corregir.  En el 2015, en el Mundial de Glasgow, que era el primer filtro, no tuve una buena presentación y creo que los nervios se apoderaron de mí; no durante el entrenamiento, sino en el mismo día del clasificatorio. Sin embargo, en la Copa de Mundo, en Bulgaria en abril 2015, solo salí a disfrutar mi presentación en la final de piso y gané medalla de plata. Aprendí que lo que tengo que hacer es llegar confiada y disfrutar el momento para el cual he entrenado.

Mi mamá me llevó al Club Marbella cuando tenía 5 años para hacer gimnasia en el verano y lo encontré tan interesante, divertido y retador que me encantó. Al parecer, era buena y en poco tiempo me escogieron para el programa competitivo en el que  inicié en nivel 3 directamente. Mis padres siempre nos inculcaron la disciplina del deporte y, a pesar de estar en gimnasia, nos llevaron a probar otros deportes, pero  no cambiaba la gimnasia  por nada.

Creo que tenerlas claras y siempre visualizarlas. Pero también creo que eso no es suficiente.  Cumplo con todos los días y horas de entrenamiento, los hago a conciencia y trato de seguir todas las instrucciones de mis entrenadores, desde que era chiquita.  ¡Eso es clave!  Lo demás viene solo.

 

Me encantaría regresar a Panamá y poder trabajar cerca de todas las personas que tuve que dejar a mi corta edad para buscar mi sueño.  Cuando decida bien qué carrera escojo te cuento en qué campo trabajaré.