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La artista panameña que deja en alto el nombre del país nos habló de su exitoso 2018 y la clave para llegar a la cima
Erika Ender es luz. Donde llega, la cantautora y compositora panameña abarca todo el espacio —al igual que su rizada cabellera rubia—. Su humildad, perseverancia, simpatía y talento han hecho de ella una mujer exitosa, que ha llegado a donde otros no han podido, llevándola a batir muchos récords y a recibir diversos reconocimientos en la industria de la música, a nivel internacional. Erika, es un orgullo panameño, que ha dejado en alto el tricolor nacional.
Conversar con ella –aunque sea por teléfono– es casi una experiencia espiritual enriquecedora: Ender siempre tiene una frase motivadora y asertiva para cada situación, es como si a medida que hablaras con ella, fuese tejiendo hermosas canciones con sus palabras que logran calar en el corazón.
No es de extrañar entonces que durante más de dos décadas la artista haya escrito bellas letras que han sido grabadas en inglés, español y portugués por artistas de talla internacional como Luis Fonsi, Justin Bieber, Gloria Trevi, Los Tigres del Norte, Chayanne, Leonardo, Ednita Nazario, Son By Four, Elvis Crespo y Alejandro Montaner, entre muchos otros. Desde 2004, ha lanzado cinco álbumes, incluyendo Ábreme la puerta (2004), Cueste lo que cueste (2009), En Concierto (2011), Erika Musika (2015) y Tatuajes (2017).
Hablar de los reconocimientos y récords durante sus 26 años de carrera artística es citar una lista larga de logros, que la artista siempre dedica a Panamá, pues reconoce que lleva tatuado a su país como si fuese su tercer apellido. En noviembre de 2017 ganó el Latin Grammy 2017 a la Canción del Año por la versión original de “Despacito”, el segundo Latin de su carrera (en 2016 recibió el galardón en la categoría Canción Regional Mexicana del Año, por “Ataúd”, interpretada por Los Tigres del Norte). Con esto, Ender se convirtió en la primera mujer panameña y la única compositora centroamericana en ganar un Grammy en dicha categoría.
Además, la cantautora está empatada con Mariah Carey como la compositora femenina con la canción número uno de mayor éxito de todos los tiempos en el listado Hot 100 de Billboard. También es la única compositora femenina en lograr un primer lugar en dicho listado con una canción en español.
Y hay más. En 2017, Ender se convirtió en la persona más joven en ser elegida para ingresar al Salón de la Fama de Compositores Latinos, así como la única mujer en la categoría de compositor o compositora en ingresar ese año. Este honor reconoció su trayectoria con más de 40 sencillos en las primeras posiciones y más de 160 álbumes editados con sus temas. Además, ha sido ganadora de otros premios importantes de la industria como Monitor Latino, SESAC, ASCAP, entre otros.
En 2018 la panameña tuvo el honor de ser nombrada como la única latina embajadora global de Olimpiadas Especiales. También recibió por parte de la fundación norteamericana TJ Martell el Premio Humanitario por su fundación Puertas Abiertas y su trayectoria; así como el Premio SESAC Latina Global Icon Award, debido a su desempeño como compositora.
Para principios de 2019 la panameña será honrada en Los Ángeles, Estados Unidos, con el premio “She rocks”, por su rol como mujer dentro del mundo musical. Y será embajadora cultural y figura de destaque en el Carnaval de Río de Janeiro, donde representará a Panamá en su segunda tierra, Brasil.
En abril de este año Erika celebró en el Istmo el cierre de sus 25 años de carrera con un emotivo recital que incluyó sus éxitos. Hablamos con la panameña sobre su año lleno de triunfos y cómo ha logrado escalar tan alto sin despegar los pies de la tierra.
¿Qué fue lo más significativo de tu 2018?
Muchas cosas, desde que inició el año he estado en distintas actividades que se han abierto a raíz de ciertos cambios en la carrera; porque sin menospreciar los 25 años anteriores y todos los colegas anteriores que me han grabado, creo que esta última canción "Despacito" abrió el prisma para muchas cosas: abrió la posibilidad de trabajar mucho más firme en los mercados anglo y brasileño, que siempre había querido hacer. Por el lado de la filantropía, con Talent Pro llegamos a un segundo año, confirmando toda la parte desde el deber, todo lo que nos toca hacer como seres humanos, que es lo que yo pienso que va por delante del artista.
Aparte de eso, muchos premios, muchas cosas que han estado pasando a nivel trayectoria… Además, la satisfacción personal ha sido haber hecho en mi país un resumen de los 25 años de carrera, con una respuesta maravillosa. Generalmente dicen que nadie es profeta en su tierra, pero yo no puedo decir eso, porque de verdad que conmigo Panamá se ha portado de una forma increíble, creo que es en respuesta a todo el amor que le doy y todo el esfuerzo de la forma más digna que pueda.
¿Y no te da miedo el éxito de “Despacito”?
Creo que la vida es según los ojos del que la mira. Pienso que esto ha sido una gran bendición que muy pocas personas pueden decir que han vivido. El ser humano siempre le busca la quinta pata al gato y trata de superar cosas; yo quiero superarme a mí misma, no a otras cosas que no puedo controlar.
Uno hace las canciones con una misma energía, con el mismo corazón y responsabilidad. Hacia dónde ellas deciden volar, es asunto de ellas. Para mí ha sido una gran bendición y si el resto de la vida me acompaña ese apellido, me parece maravilloso, porque ¡qué lindo poder lograr algo que cambia el mundo y la historia de la música de una manera tan radical! Y ¡qué lindo ser la única mujer envuelta en todo este proceso! Así que creo que lo debo cargar como una corona linda que la vida me regaló, a través de mi esfuerzo en mi trabajo.
Ser mujer y latina, ¿ha representado para ti un obstáculo en el camino?
Absolutamente. El hecho de ser mujer en una industria que está mayormente dominada por hombres siempre es algo complicado, por eso me tomé a pecho el aprovechar la luz que nos estaba dando el tema (Despacito) y todos los récords que se rompieron, para empoderar a otras.
A veces parece imposible cuando te cierran 80 mil veces las puertas y te dicen que no sabes cantar o que no sabes escribir, o que te cambies el pelo, o que una mujer no le puede escribir a un hombre, o un millón de cosas… A mí me han pasado, me han puesto mil muros y todos los derrumbé, los salté, me hicieron más fuerte, y estoy sumamente agradecida de los “no” del camino, porque fueron los que me enseñaron y demostraron a mí misma de qué estaba hecha.
Le estoy supremamente agradecida a los hombres, porque sin ellos yo no tendría carrera, el 80% de las personas que me graban y con las que trabajo, son hombres. Pero a mí me tocó pararme firme y demostrar que yo no era nada más un tacón alto, sino un cerebro y un corazón que daba resultados, y a medida que lo fui dando, las puertas se fueron abriendo, pero son muy pocas las mujeres que se atreven y las que aguantan. Siempre les digo que sí se puede, pero que se debe hacer con valores... Yo quería mostrarle a todo el mundo que soy un ser humano de carne y hueso, que se propuso cosas, trabajó fuerte, tiene el talento y las herramientas a nivel humano para poder alcanzar sus sueños y no perder la fe, y lo logró. Si yo pude, cualquiera puede.
¿Te sientes una mujer exitosa?
Me siento superexitosa, porque el éxito yo lo defino como el poder hacer lo que uno ama, haciendo el bien y durmiendo con la conciencia tranquila. Y yo lo hago.
Y ¿cómo haces para tener los pies sobre la tierra si has volado tan alto?
Porque siempre he pensado que entre más altas las ramas, más profundas deben ser las raíces. Cualquier árbol que sea alto y no tenga raíces fuertes, se rompe, se cae, se quiebra. A mí me enseñaron en mi hogar todas estas herramientas de vida, y eso es crédito de mis padres; pero también la vida te enseña a lo largo del camino, cuando tú estás conectado con quien tú eres y no te dejas marear, abrumar por lo que parece que eres, a través de lo que tienes o los títulos que siguen a tu nombre.
Creo que tiene que ver mucho con estar seguro de quien tú eres, que todos tenemos un lugar en el mundo, que cada quien puede hacer su propio camino y que no eres más que nadie en ningún momento, ni menos tampoco; simplemente, tienes tu propia luz y tienes que alcanzar esa luz que te pertenece, tratando de alumbrar también a los demás, en lo mayor posible.
¿Tienes algún lema de vida que te haya servido en tu carrera?
He dicho muchas cosas, me la paso filosofando, porque cada lección que la vida me enseña trato de guardarla, escribirla y compartirla... Siempre he dicho que los límites están en la mente. Yo era una niña panameña que soñaba con crecer, que miraba a otros colegas que estaban cumpliendo sus sueños, que me sentaba a ver las biografías de la gente y decía “que era imposible que fulano de tal fuera camarero y ahora otra cosa”, “que le hayan cerrado las puertas tantas veces y donde está ahora”. Pero lo viví en carne propia, sí era cierto y eso me sirvió para entender que el camino lo hace uno, la historia la hace uno con papa Dios o la energía superior que uno crea, con valores.
¿Qué momento te ha marcado en tu carrera?
Cuando recibí mi primer Grammy, lo hice a cinco días de haber sido operada de apendicitis, casi peritonitis. Ese fue un momento que me marcó de una forma muy linda, porque mi fe pudo más que cualquier cosa que pudiera pasar a mi alrededor, y mi deber era con mi país, que estaba en la boca del mundo de muy mala manera con los papeles de Panamá.
Yo le dije al doctor que necesitaba ir a la premiación, porque si yo ganaba, mi país iba a tener una alegría muy grande. Él me dijo: “si tú llegas a dar 4 vueltas a este piso del hospital antes de que te vayas, te doy permiso de ir; pero no por avión, tienes que ir por carro y te tienen que manejar 45 min y parar otros 15 para que camines”. Llegué al hotel con mi familia, me encerré en recuperación aún con los puntos, me cambié los zapatos de tacón por unos de corcho enormes. Pero lo ganamos y mi país tuvo una gran alegría, y yo no dije nada hasta que pasó el tiempo, porque no se trataba de mí sino de demostrar que en mi país las cosas se hacen bien.
¿A qué sabe la fama?
Yo creo que sabe a la posibilidad de poder usar tus conexiones y tus medios para poder hacer cosas buenas y tocar vidas. Yo utilizo la música como un vehículo para servir bien, y la fama también, porque no me la creo. En ningún momento ha sido algo que me ha trastornado el cerebro, aunque muchas veces sí te lleva a ser mucho más privado.
¿Qué legado quieres dejar?
Quiero que la gente me recuerde como un buen ser humano, que pasó por aquí cumpliendo su misión a través del arte y que tuvo la posibilidad de realmente tocar, así sea una vida. Con eso me siento feliz.
Tu figura a seguir
Tengo muchas personas que admiro: todas las que han venido a trabajar para ser una mejor versión de sí mismas y a través de ello han dejado un legado importante. He sido seguidora de la vida de mucha gente que ha hecho eso, un Martin Luther King, Gandhi, Juana de Arco... Un Jesús, que ha sido el ejemplo más grande y partió el calendario en dos.
¿Qué viene para Erika Ender?
Estoy en todas esas facetas mías: la de compositora, que sigue haciendo cosas en los tres mercados, escribiendo en el lado anglo, el brasileño y por Europa; también acabo de firmar con un agente de Asia. Creo que al final el mundo es una sola casa y cuando logras comunicarte más allá del idioma, puedes lograr mucho.
Un mensaje inspirador
Que los límites solo existen en la mente. Es importante que nosotros primero entendamos quiénes somos antes de poder ir detrás de cualquier sueño, y que tratemos siempre de entender y saber que todo es posible cuando se hacen las cosas de una forma correcta. Mientras estemos haciendo el bien para nosotros y todos alrededor, creo que la propia vida nos va a recompensar.
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