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Debido a una regulación del gobierno chino, la pirotecnia fue prohibida tanto en la mayor urbe del país asiático como en otras grandes ciudades
Por: Jesús Centeno
Millones de chinos dieron hoy la bienvenida al Año Nuevo lunar con numerosos festejos para celebrar la llegada del despreocupado y generoso cerdo, duodécimo símbolo del horóscopo, que sustituye al alegre pero inconformista perro. En plena madrugada, cientos de creyentes, simpatizantes y curiosos se acercaron al Templo del Lama en Pekín para acompañar a los monjes tibetanos en sus ofrendas y oraciones, componiendo una de las ceremonias religiosas más icónicas de las que se celebran en todo el país para recibir al nuevo año.
Los feligreses, pese a temperaturas que rozaban los diez grados bajo cero, esperaban pacientemente su turno para acceder al recinto, prender sus varillas de incienso y reverenciar a las deidades budistas que adornan el santuario, de inspiración tibetana. A escasos metros, en el Templo de la Tierra, se organizó una ofrenda que emulaba las que los emperadores hacían durante siglos a la llegada del nuevo año: actores disfrazados de soldados de la dinastía Qing escoltaron a otro encarnado en emperador amarillo, que encendió incienso y se arrodilló en un gran altar para el rezo.
Mientras, ajenos a las conmemoraciones religiosas, muchas familias que se acercaron allí aprovecharon la oportunidad para visitar una de las ferias más concurridas de la ciudad, con ofertas de entretenimiento para toda la familia. Entre las actividades, acrobacias, carreras de zancos, exhibiciones de caligrafía o rifas con todo tipo de ornamentos. Pero si hay un elemento decorativo omnipresente estos días en Pekín ese es un feliz "cerdo de tierra", que sus residentes veneran con simpatía y asocian con la despreocupación, la generosidad, la fertilidad y la abundancia.
Su imagen aparece en muchos letreros e insignias, en diferentes modalidades, en tiendas y en hogares, para así cumplir con la costumbre de colgar una figura del nuevo signo vigente, en este caso el cerdo, y mantener la suerte durante el año venidero. "El cerdo es uno de los mejores signos del zodiaco chino. Quienes nazcan en este año serán personas trabajadoras y optimistas, pero deberán tener cuidado porque son un poco ingenuas", comenta a Efe el señor Wang, feriante que ha expuesto juegos de té en su tenderete.
Sin embargo, no está muy claro que el influjo del cerdo vaya a ser suficiente para enderezar un año delicado para el gigante asiático, que busca poner fin a las disputas comerciales que mantiene con Estados Unidos al tiempo que capea las presiones a la baja de su economía y los recientes conflictos diplomáticos. Por su parte, el presidente Xi Jinping dijo del año vencido que "fue duro pero gratificante" para el pueblo chino, que "ha hecho esfuerzos y conseguido mucho", pero al que pidió "mayores sacrificios" durante los próximos 12 meses, en el discurso que el domingo pronunció en el Gran Palacio del Pueblo para dar la bienvenida a las fiestas.
Al margen de las predicciones o de las proclamas políticas, la prioridad para los chinos estos días es pasar tiempo con la familia y cumplir con las tradiciones, algunas de ellas ancestrales, otras fruto de la mera superstición, con el objetivo de alejar infortunios y atraer la buena suerte. Entre las prácticas figuran limpiar las casas a fondo, decorar las calles con farolillos de color rojo y celebrar grandes banquetes durante la víspera del Año Nuevo. Otra de las tradiciones es la de lanzar petardos y fuegos artificiales, encendidos para ahuyentar malos espíritus, aunque en grandes urbes como Pekín ya no pueden escucharse porque fueron prohibidos a fin de evitar mayor contaminación y por razones de seguridad.
Con la prohibición, puesta en marcha en 2018, Pekín puso fin a doce años en los que los fuegos artificiales sí estuvieron permitidos en prácticamente todas las calles, lo que causó grandes incendios como el que en 2009 arrasó un rascacielos de la ciudad, el Hotel Mandarin Oriental.
Otro protagonista de la festividad son los "hongbao", sobres rojos con dinero, que se entregan a familiares y amigos para desear fortuna en el año entrante. En los últimos años, con el enorme auge que están teniendo en China los pagos a través del móvil, la moda es enviarse "hongbaos" a través de aplicaciones como WeChat (equivalente local a WhatsApp). Se trata, además, de una forma de "esparcir" la buena suerte a quien la recibe, y lo que prima es más la intención que la cantidad.
La reunión familiar en China implica que millones de personas vuelvan a sus ciudades de origen: las autoridades esperan que se produzcan casi 3.000 millones de viajes en el conocido como "Festival de la Primavera", el período de 40 días que empezó el 21 de enero y terminará el 1 de marzo.
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