Vie, 01/25/2019 - 13:16
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El tercer día del pontífice en Panamá comenzó con su visita a la cárcel de menores de Pacora, donde instó a los jóvenes a que peleen por su reinserción.
Por: Cristina Cabrejas/EFE
El papa Francisco visitó este viernes la cárcel de menores de "Las Garzas" de Pacora, en Panamá, donde quiso llevar la celebración de la Jornada de la Juventud (JMJ) a estos jóvenes privados de libertad, que fueron también peregrinos y a quienes animó a pelear por su reinserción.
Si no fuera porque estaban rodeado de vallas y estrictas medidas de seguridad, los jóvenes a los que visitó el papa serían peregrinos normales como los que en estos días pasean por Panamá y que con sus cantos, sus regalos y su alegría protagonizaban cualquier acto de la JMJ.
Sin embargo, estos cerca 120 jóvenes que llevan semanas preparando sus cantos, realizando en los talleres artesanalmente los regalos que entregaron, son muchachos privados de libertad a los que la mochila del peregrino de la JMJ se la entregaron entre rejas.
"Esta es la juventud del papa", corearon también estos jóvenes vestidos con las camisetas blancas de la JMJ cuando el papa entró en una pequeña capilla para celebrar la ceremonia.
A estos jóvenes, sentados, compuestos y sufriendo el calor, el papa les arropó con sus palabras y les dijo que "son parte de la familia" y que tenían "mucho para compartir".
Les pidió ayuda para "saber cuál es la mejor manera para estar y acompañar el proceso de transformación que, como familia, todos necesitamos".
"Ustedes, chicos, los responsables de la custodia y las autoridades del Centro y del Ministerio, y sus familias, así como los agentes de Pastoral. Todos, peleen y peleen para encontrar y buscar los caminos de inserción y transformación", clamó el papa.
"Pero no peleen entre ustedes", bromeó.
Les instó a que no se dejen pegar "rótulos" de buenos o de pecadores y que no hagan caso a las "murmuraciones" de la gente o internas que les susurran que no podrán salir de esta.
Francisco que ha querido que no creyentes o jóvenes de otras religiones estuvieran este viernes en el patio de esta cárcel. Sí que les dijo que "Dios les considera parte de la familia" y que su mirada no ve rótulos, ni condenas, sino hijos".
El pontífice celebró una liturgia penintencial en este patio inmaculado, recién pintado y decorado con los símbolos del a JMJ y donde se colocaron unas carpas con tres confesionarios donde se confesaron varios chicos.
Cinco de ellos se confesaron con el papa en uno de estos confesionarios realizados por los mismos menores en los talleres de la cárcel, mientras que el resto de jóvenes cantaban.
Arrodillados relataron a Francisco su difícil vida como la de una chica de 15 años que se encuentra aquí por asesinato y que hasta hace poco tiempo solo sentía rencor, pero que la posibilidad de poder ser confesada por el papa ha producido un cambio e incluso querría encontrar a los familiares de la víctima para pedirles perdón, explicaron a los medios fuentes del centro.
Mientras esperaban al papa, uno de ellos conversó con los periodistas y contó su emoción porque hoy cantaba ante el papa.
Con una sonrisa tímida, explicó que pertenecía a un coro y que soñaba con cantar en esta JMJ, pero entonces dijo: "hice algo malo y acabé aquí, pero algo he tenido que hacer bien para que finalmente vaya a cantar ante el papa".
Confiesa que después de hoy va a ver "un cambio radical en su vida", y que fuera le espera su familia, que espera esté orgullosa de este nuevo joven.
Y expresó: "No hay palabras para describir la libertad que siento en este momento. Gracias por eso". Sus compañeros le dedicaron un fuerte aplauso.
La directora del Instituto de Estudios Interdisciplinarios en las cárceles de menores (IEI), Emma Alba Tejada, explicó al papa que su visita llenó "de emoción, ilusión y esperanza" a los jóvenes "y se sintieron bendecidos al saber que Usted se acordó de ellos".
El pontífice realizó su visita a los "peregrinos" sin libertad de la cárcel de menores por tierra. Alrededor de la vías de Panamá Este se aglomeraron miles de personas, desde niños a ancianos, con banderas, pancartas y elementos alusivos a la JMJ. Luego del encuentro, Francisco tomó un helicóptero con rumbo al aeropuerto Marcos A. Gelabert, y de allí a la nunciatura.
En horas de la tarde encabezará el Vía Crucis en el mismo campo (Santa María la Antigua, en la Cinta Costera) donde el pasado jueves presidió la paraliturgia, para el que se espera otra participación masiva.
El papa se encuentra desde el pasado 23 de enero en el Istmo para la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud. Partirá hacia el Vaticano el próximo domingo, 27 de enero.