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Especialistas reclaman “un cambio de paradigma” en la lucha contra los patógenos transmitidos por el aire, como el SARS-CoV-2.
Los seres humanos pasamos la mayor parte del tiempo en interiores, pero el aire que respiramos dentro de los edificios no está regulado en la misma medida que los alimentos que ingerimos o el agua que bebemos. Esto tiene que cambiar para reducir la transmisión de enfermedades y prevenir la próxima pandemia.
Así lo afirman 39 científicos de 14 países en un artículo publicado en la revista Science, en el que reclaman “un cambio de paradigma” en la lucha contra los patógenos transmitidos por el aire, como el SARS-CoV-2.
También exigen el reconocimiento universal de que las infecciones respiratorias pueden prevenirse mejorando los sistemas de ventilación en interiores.
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Los firmantes, especialistas en virología, medicina, aerosoles o calidad del aire, piden que se cambien o elaboren normas para regular la ventilación, a la misma escala en la que se aplicaron en los siglos XIX y XX otras pautas para eliminar los patógenos del agua potable y para evitar las infecciones en alimentos.
“La covid ha revelado lo poco preparado que estaba el mundo para responder a ella, a pesar de los conocimientos adquiridos en las pandemias anteriores”, apuntan los autores.
Se necesita -agregan- un cambio de paradigma como el que se produjo cuando el informe sanitario de Edwin Chadwick en 1842 llevó al Gobierno británico a animar a las ciudades a organizar el suministro del agua potable y los sistemas de alcantarillado.
En el siglo XXI hay que sentar las bases para garantizar que el aire de los edificios sea limpio, con una reducción sustancial de patógenos, contribuyendo a la salud de sus ocupantes, de la misma manera que esperamos la calidad del agua que sale de los grifos.
Para ello, se deben dar varios pasos críticos. En primer lugar, afirman, hay que reconocer “el peligro global y continuo” de las infecciones respiratorias transmitidas por el aire, para poder controlar el riesgo.
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Esto aún no ha sido aceptado universalmente a pesar de las sólidas pruebas, advierten los firmantes. Piden a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a otros órganos de gobierno que amplíen sus directrices sobre la calidad del aire interior para incluir los patógenos transportados por el aire y reconocer la necesidad de controlar los riesgos de la transmisión aérea de las infecciones respiratorias.
Lo publicado recientemente por la OMS sobre ventilación es “un paso importante”, pero no llega a recoger bien este peligro. señalan.
Además, deben elaborarse normas nacionales. Algunos países tienen legislación de calidad del aire interior, pero ninguna es lo suficientemente exhaustiva, indican.
En marzo y junio de 2020, este equipo internacional pidió a la OMS que reconociese la necesidad de controlar el riesgo de la transmisión aérea de infecciones respiratorias.
También publicó un artículo en Environment International con recomendaciones para reducir el riesgo de transmisión aérea de la covid-19.