Mié, 12/16/2020 - 09:58
- Salud
Técnicamente, tanto la epilepsia como el trastorno convulsivo son la misma cosa, y el tratamiento adecuado permite a los pacientes gozar de buena calidad de vida.
La epilepsia es un trastorno neurológico que afecta a casi 65 millones de personas en todo el mundo. Aquellas convulsiones espontáneas que afectan a gente de toda edad son el distintivo de la epilepsia.
La educación y la concienciación son fundamentales para la eficacia del tratamiento y la calidad de vida de los pacientes epilépticos.
"Muchas personas suelen considerar que el término epilepsia es peyorativo, porque creen que conlleva una cierta negatividad o estigma; pero la verdad es que, técnicamente, tanto la epilepsia como el trastorno convulsivo son la misma cosa, y el tratamiento adecuado permite a los pacientes gozar de buena calidad de vida", señala el Dr. Joseph Sirven, neurólogo de Mayo Clinic.
No todas las convulsiones son iguales
La convulsión ocurre por una comunicación eléctrica anormal entre las neuronas corticales del cerebro, muy similar a una subida de voltaje. La causa para ese aumento puede variar. "A menudo, es algo tan común como un medicamento recetado; pero también puede haber desequilibrio cuando alguien sufre una lesión en la cabeza o un gran choque en el cuerpo por un accidente cerebrovascular o un tumor cerebral. Son muchas las posibilidades", señala el Dr. Sirven.
A medida que la población envejece, los médicos descubren que los trastornos neurodegenerativos, incluida la demencia y la enfermedad de Alzheimer, contribuyen a las convulsiones.
El peor malentendido que existe sobre la epilepsia es que todas las convulsiones son iguales. "Las convulsiones pueden presentarse de muchas maneras. Al escuchar la palabra convulsión, la mayoría de las personas cree que se trata de una enorme sacudida, seguida por una caída muy dramática; pero, en realidad, solo un porcentaje de los pacientes sufre lo que se conoce como gran mal o convulsiones tónico-clónicas. También existen muchas otras posibilidades, como cuando las personas se quedan mirando fijamente y no reaccionan, cuando pierden momentáneamente la visión o cuando desarrollan un cierto temblor repetitivo", explica el Dr. Sirven.
Nuevos avances en la atención médica
En las últimas décadas, se ha logrado avanzar considerablemente en el tratamiento de los pacientes con convulsiones y epilepsia.
"Las personas con epilepsia cuentan hoy en día con muchas opciones. En calidad de centro integral para la epilepsia, Mayo Clinic tiene la capacidad de ofrecer a los pacientes todas las alternativas disponibles, que van desde medicamentos hasta dispositivos (como los marcapasos cerebrales) e intervenciones quirúrgicas", asegura el Dr. Sirven.
La cirugía para la epilepsia es curativa en hasta el 80 por ciento de los pacientes. "Cuando se sabe de dónde provienen las convulsiones del paciente y se determina que es seguro proseguir con la resección del sitio o hacer una derivación para evitar esa zona, la intervención quirúrgica lleva a una vida completamente libre de convulsiones, lo cual es estupendo", añade el médico.
Enfoque a futuro
A medida que la incidencia de la epilepsia continúa aumentando, los investigadores se esfuerzan por encontrar nuevas maneras de controlar y tratar la afección.
Una de las áreas de prioridad es la predicción de las convulsiones. "Es un enfoque grande, porque una de las quejas más frecuentes de la gente es la imposibilidad de predecir cuándo tendrá lugar la siguiente convulsión. Si uno supiera cuándo va a presentarse una convulsión, podría hacer algo al respecto", apostilla el Dr. Sirven.
Además, los científicos están trabajando en el tratamiento de aquellas convulsiones que son producto de una afección inmunológica. "Estamos descubriendo más sobre los anticuerpos que circulan en el cuerpo y llevan a que algunas personas sufran convulsiones. Hemos empezado a analizar tratamientos que serán muy diferentes a los medicamentos anticonvulsivantes actuales y que se ocuparán, principalmente, de calmar al sistema inmunológico e intentar reducir la inflamación en el cerebro», concluye el Dr. Sirven.
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