- Mujer
Sus peculiares atuendos le han hecho resaltar entre el resto en protestas, marchas o eventos masivos, pero, muy pocos conocen la vida de Hageera Suhara Mollick, más allá de ser la popular “señora de los disfraces”.
Se le ve frecuentemente en protestas, marchas o eventos masivos: juegos de fútbol, Carnavales...e incluso resaltó entre miles durante la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá cuando el papa Francisco estuvo en el país. Es que, salta a la vista por los ocurrentes atuendos que luce.
La descripción anterior corresponde a la doctora jubilada Hageera Suhara Mollick, todo un personaje gracias a sus disfraces, que han quedado captados en imágenes y videos en muchos medios de comunicación.
A pesar de la pandemia, la mujer sigue vigente. Ahora, sus disfraces hacen alusión al coronavirus y a las medidas de bioseguridad. Su entusiasmo y creatividad le han hecho merecedora incluso, de ser el rostro para una campaña interna del Instituto Oncológico Nacional para evitar el contagio del virus. Pero, muy pocos conocen la vida de Hageera Suhara Mollick, más allá de ser la popular “señora de los disfraces”.
Ella misma narró que fue en el año 2005 cuando todo empezó. Mollick, odontóloga de profesión, rememoró que durante ese año fue trasladada del Centro de Salud de Pueblo Nuevo (corregimiento del distrito de Panamá) hacia el departamento de Prevención y Promoción en Salud de la región metropolitana. No pasó mucho tiempo cuando se percató de que realizar solo volanteos, no era suficiente para llegar a la población, por lo que se le ocurrió confeccionar atuendos alusivos a los ítems de salud (campaña del tabaquismo, dengue, VIH, Cinta Rosada y otros), “ya que lo visual queda grabado en la gente mucho más que un panfleto, el cual muchas veces los ciudadanos no leen”.
Aunque es popular por sus disfraces, Mollick ejerció su profesión como odontóloga general entre los años 1979 y 2007 en el Ministerio de Salud y de 1981 hasta este 2020 en una clínica privada. “Debido a la COVID-19 colgué guantes en la privada, ya que soy hipertensa y sobreviviente de cáncer”, explicó. Y es que, la siempre dinámica Suhara (su segundo nombre es con el que más se le conoce) también batalló contra el cáncer.
A la mujer, de 70 años de edad, se le diagnosticó un carcinoma en la mama derecha en noviembre de 2019, pero su fortaleza y positivismo fueron claves para vencerlo.
“Ser diagnosticada con cáncer fue para mí un knockout, ya que estuve a punto de no batallar pensando que mi único hijo, quien falleció en 2017 me llamaba a su lado. Sin embargo, el encuentro con el papa Francisco, cuando cantó mi cumpleaños (JMJ - 25 de enero de 2019), el apoyo familiar y el apoyo de amistades me llenó de una enorme fortaleza y decidí ser una guerrera y ganarle la batalla al cáncer”, contó.
Y así fue. Durante su asistencia al Instituto Oncológico Nacional (ION) siempre mantuvo su espíritu de alegría, así como una actitud y mente positiva con la que logró contagiar a muchos compañeros y compañeras pacientes, “sobretodo cuando a diario me veían llegar con mi disfraz de concienciación que ilustra las medidas de bioseguridad contra la COVID-19”. Mollick dio su consentimiento para que su imagen, con el disfraz “COVID”, fuera plasmada en tres banners que reposan en el hospital.
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El pasado 10 de agosto, Mollick repicó la Campana de La Vida que “me anunció un nuevo amanecer”. Había finalizado su sesión de radioterapia.
Experiencia inolvidable
Sin dudas, la experiencia con el papa Francisco o “Panchito”, como le llama, fue inolvidable. Mollick, quien apareció en medios internacionales por ser “la abuelita” a quien el papa Francisco le cantó cumpleaños durante la JMJ, aseguró que más que como un religioso, lo ve (al papa) como un jefe de Estado combativo, un luchador por los derechos humanos por el cuidado del planeta, del medio ambiente y todas las especies vivientes, ya sea fauna, flora y por supuesto la igualdad y el buen trato al ser humano.
Mollick explicó que durante ese 23 de enero de 2019, cuando el papa llegó a Panamá, fue con su tía a verlo a la Vía España y lució un disfraz alusivo a tan importante evento. Antes de salir de casa, su tía le comentó que le parecía que el atuendo podría ser una falta de respeto, pero ella le dijo que el papa era de mente abierta y progresista. El sinsabor se le fue pasando a la tía, cuando una vez en la calle, las personas felicitaban a Suhara por el atuendo, al punto de que se tomaban fotos junto a ella.
Al pasar frente a la multitud, fue el arzobispo metropolitano de Panamá, José Domingo Ulloa, quien vio primero a Suhara y le dijo al papa Francisco, quien extendió los brazos en forma de saludo. Pero no todo quedó allí. Al día siguiente, luego de dejar a los peregrinos que tenía hospedados, se colocó cerca a la Nunciatura para ver al máximo líder de la Iglesia Católica, quien desde el auto en el que viajaba nuevamente la divisó y le saludó de lejos. La doctora volvió a casa y se puso a ver televisión con su tía, pero ambas rieron cuando el propio papa se refirió a una “viejita chiquita y flacuncha” para hablar de Suhara.
Lo mejor llegó el 25 de enero, que coincidió con el cumpleaños de la odontóloga jubilada. Apostada cerca a la Nunciatura, luego de dejar a sus peregrinos, Suhara no pudo creer que el papa Francisco detuvo el auto donde viajaba y bajó para dirigirse hacia ella.
“Mis vecinos gritaban ¡Hageera, Hageera! y yo quedé como en shock momentáneamente. Cuando su santidad se aproximaba a mí yo quedé como paralizada… mi hijo tenía casi un año de haber fallecido en mis brazos de un infarto… Yo sentí la presencia de mi hijo al lado del papa Francisco, sentí que él me decía madre, ahí te va la bendición papal, feliz cumpleaños, yo me encuentro bien”.
Cuando el papa se acercó más a la dama ella reaccionó y se dijo: “yo este clavo me lo tengo que sacar. Puse mis brazos detrás de la nuca y le dije en el oído derecho: su santidad, lo de “flacuncha” no hay problema, pero usted me pintó viejita, viejita y hoy cumplo 69 años. Él me contestó: “caramba, me equivoqué”. Mandó a buscar el rosario blanco (de plata y perlas), “el especial” y se lo entregó.
Acto seguido dijo que había que hacerle caso a las abuelas, porque han vivido y nunca dan malos consejos, sino buenos. Luego empezó a cantarle cumpleaños, le dio la bendición, se besaron en ambas mejillas y se retiró, no sin antes decirle que la pasara bien. El hecho quedó plasmado en los celulares de los presentes y sobre todo, en el corazón de Mollick, quien admitió que a partir de ese momento sintió gran fortaleza para enfrentar lo que se le pusiera por delante, “fue una gran bendición, sobre todo por haber perdido aquel 15 de septiembre de 2017 a mi hijo”.
Actitud positiva es su modo de vida
La contagiosa energía que transmite la doctora jubilada la atribuye a su actitud y mente positiva como modo de vida. “El tiempo es cuestión de planificación, de programarse, de no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy. La creatividad se la debo a mi abuela paterna (QEPD) ya que ella era muy creativa. Yo crecí con la cultura del disfraz, ya que mi abuelita nos confeccionaba disfraces para lucirlos en Carnavales, fiestas patrias, cumpleaños”.
Aseguró que a su familia le agrada ver que se atreve a salir disfrazada sin vergüenza y sin temor, sobre todo, cuando los atuendos son de su autoría y confección. Su hijo siempre la acompañaba y también se disfrazaba.
Hageera Suhara Mollick siempre tiene un mensaje de esperanza a pesar de las adversidades de la vida: “Cada mañana, al despertar, tenemos dos opciones: seguir quejándonos de la vida, o hacer algo para cambiarla con voluntad de luchar y así habrá esperanza de vencer”.