Lun, 09/16/2019 - 16:41
- Mente y Cuerpo
Hicimos la liberación femenina, se nos olvidó empujar a los hombres a que hicieran la masculina y en el medio nos hemos quedado, liberadas, preparadas, pero con exceso de trabajo y tensión.
Por: Doctora Nancy Álvarez
Psicóloga
@dranancyalvarez
La mayoría de los hogares del mundo son mantenidos por una mujer en el aspecto económico y emocional. Decía una amiga muy querida que las mujeres de esta época estamos en transición. Hicimos la liberación femenina, se nos olvidó empujar a los hombres a que hicieran la masculina y en el medio nos hemos quedado, liberadas, preparadas, pero con exceso de trabajo y tensión.
Ganamos buen dinero, pero llegamos a casa y seguimos siendo la mujer que "liberamos". Tenemos que cocinar, supervisar las tareas de los hijos, atender al marido, limpiar, preparar todo para el otro día y aún muchos hombres pretenden (después de solo ver TV mientras nosotros hacemos todo lo demás) que bailemos reguetón en posición horizontal. Para rematar, ellos no entienden cómo podemos estar ¡tan cansadas!
Hoy sabemos que estas mujeres en transición o supermujeres se están enfermando más porque tienen demasiada tensión y responsabilidad sobre sus hombros, y poca ayuda. Pero además sienten culpa por tener que dejar a sus hijos solos para ganarse el pan, por no llegar a tiempo a la clase de natación del niño por la reunión que no se acababa nunca, y por querer abarcar todos los roles nuevos que tiene, sin la comprensión y ayuda de su compañero.
Por eso, mi gran sueño es crear una ley que obligue a las empresas donde trabajan más de 10 mujeres o 10 hombres, con hijos menores de edad, a tener guarderías infantiles. Esto puede ser deducible de impuestos. Lo seguro es que generará mejores empleados, más tranquilos y seguros, menos ansiosos, más concentrados y motivados. Pero también tendremos seres humanos más funcionales y sanos en el futuro, algo que necesitamos mucho. Como siempre repito: "hay que desmaternizar a las madres y maternizar a la sociedad".
El hombre se encuentra perdido. Total, a él solo le dijeron que debía ser buen proveedor (aunque la mayoría lo olvidó), buen preñador (eso sí lo recuerda perfectamente) y protector. El punto es que ya no hay a quien proteger. Más bien, tiene que aprender a protegerse de algunas mujeres (de que las hay, las hay).
Así la supermujer puede abarcar a las madres solteras (aquellas que tienen hijos, sin casarse o casadas, pero que los están criando solas) o madres casadas pero sobregiradas, llenas de responsabilidades, con tantos roles que las abruman, y normalmente con poca ayuda de su pareja. Técnicamente están casadas, pero de hecho no lo están. Y claro, madres divorciadas, ya que la mayoría son las únicas responsables con sus hijos, tanto emocional como económicamente.
Lo peor es cuando esa mujer aún sigue supuestamente casada, pero el marido le "sube los vidrios" o le "saca los pies". O sea, no le hace caso, no le importa, se hace el loco y deja toda la responsabilidad de la casa, económica y emocional, sobre los hombros de la mujer. No es justo. Después no se quejen cuando a sus hijos los críen otros hombres. Eso es difícil.
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