La natación es una disciplina con historia milenaria. En las primeras civilizaciones, la natación formó parte de la adaptación humana en el desarrollo del dominio del agua.
Para los egipcios, por ejemplo, el arte de nadar era un elemento vital en la educación pública. Además, existía pleno conocimiento de los beneficios terapéuticos que ofrecía el agua. Tiempo después, en Grecia y Roma, la natación era un entrenamiento de carácter militar, y eso fue así hasta los tiempos modernos, en la Segunda Guerra Mundial.
La natación conforma hoy día, no solo un deporte de competencia, sino también un ejercicio físico que puede ser practicado a cualquier edad, y que garantiza múltiples bondades para nuestro cuerpo y bienestar integral.
Algunos la consideran una de las prácticas más completas, ya que implica la movilización de los grupos musculares más grandes del cuerpo.
Otra ventaja que ofrece es que sin importar la edad, la natación no requiere de una preparación física elevada, ya que el agua nos permite desplazarnos con mayor facilidad.
Solo es cuestión de sumarnos al objetivo del reconocido nadador Michael Phelps: “quiero cambiar el deporte de la natación. Quiero que la gente hable sobre él, piense en él, y quiera verlo”.
Sus bondades
Javier Solás, entrenador de natación y responsable del portal web “Todo natación”, comentó algunos de los beneficios que trae esta práctica.
Mejora la resistencia cardiopulmonar. Al ser un ejercicio aeróbico, el principal músculo en trabajo es el corazón, dando como resultado una reducción de la presión arterial y un aumento en el calibre de las arterias, y mejora así el transporte y retorno de la sangre.
Mejora nuestra respiración. Reduce el estrés de los músculos respiratorios, lo que lleva a una reducción de la frecuencia respiratoria. Además, aumenta la capacidad pulmonar y facilita la eliminación de secreciones bronquiales.
La natación que está planeada de manera responsable ejercita todas las articulaciones y eleva nuestra flexibilidad. Los huesos y los músculos de nuestro cuerpo son fortalecidos, pues se incrementa su resistencia contra golpes o lesiones y se logra mejorar su lubricación interna.
Además nos ayuda a liberar tensiones, pues genera estados de ánimos positivos y más duraderos.
Reducción de peso. La pérdida de la grasa comienza de 20 a 40 minutos después de practicar el ejercicio.