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El aclamado diseñador belga, quien estuvo a cargo de Dior, presentó su colección masculina homónima en la capital francesa.
Tras tres temporadas en Nueva York, el diseñador belga Raf Simons volvió a elegir la Semana de la Moda de París para presentar esta noche su colección primavera-verano 2019, en la que utilizó los exclusivos tejidos de la Alta Costura en una oda al espíritu punk de los años 70.
Tras haber sido contratado como director creativo de Calvin Klein, el ex Dior se trasladó a Nueva York hace casi dos años donde ha presentado en paralelo las colecciones de la firma que lleva su nombre; de ahí que este regreso sea un trofeo para París, a la que ninguna otra capital de la moda logra hacerle la competencia. "Sienta bien volver", declaró Simons a varios medios entre los que se encontraba Efe, al cierre del desfile, que tuvo lugar en un local industrial en Montreuil, a las afueras de París.
Sobre la pasarela abrigos rectos, pantalones de traje por encima de los tobillos combinados con unas enormes botas de suela de goma que Simons introdujo en negro, blanco o plateado. Salvo los jerséis de punto, tejidos en lúrex, todas las telas eran de Alta Costura, especialmente sedas que chocaron con la estética "punkarra" de la colección.
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El belga cuidó los detalles y se preocupó por construir una silueta divertida, a la que añadió camisetas tipo malla de las que colgaban latas, como los plásticos en los que se venden los paquetes de cerveza, "un guiño a la fiesta", narró el diseñador, inspirado también por las mallas metálicas de Paco Rabanne.Los jerséis, deconstruidos, aparentemente rotos y arreglados mediante imperdibles y con bolas de metal tipo perlas en lugar de las clásicas tachuelas, se podían llevar en realidad de distintas maneras: el cuello en la manga o la manga en el cuello. "Es una mezcla del 'do it yourself' (hazlo tú mismo) y lo contrario", explicó Simons, que logró sacar a esta corriente cultural setentera del cuero y los tejidos duros con los que normalmente se la relaciona.
Decorada con maniquíes que colgaban del techo, espejos brocados en dorado, luces rojas y pósters de la "New Wave" de los años 70, la sala escogida para la presentación fue un hervidero de talento con algunas de las figuras más influyentes de la moda, como el diseñador Jonathan Anderson (Loewe), Olivier Theyskens o Kim Jones (Dior). Hasta allí se desplazaron también la modelo Naomi Campbell o el rapero ASAP Rocky, al que un vecino de Montreuil le gritó a las puertas del desfile: "¡Bienvenido al barrio, hermano!". Todos siguieron de cerca las propuestas de Simons, que fue especialmente aplaudido al final del "show".
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El creador aseguró que si en esta ocasión se ha quedado fuera del calendario oficial de la Federación francesa de Alta Costura -cuyo presidente, Pascal Morand, se encontraba sin embargo entre el público- es "porque no quería obstruir a otros diseñadores", especialmente al haberse decantado por un espectáculo a las afueras. Un regreso de apariencia alternativo pero muy esperado y solicitado por los profesionales de la industria pues, pese a los intentos de Nueva York, Londres o Milán por captar el talento, todos saben que el auténtico negocio se mueve en París. EFE
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