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"L'enfant terrible de la mode" volvió a deslumbrar a la capital francesa con su encanto característico.
Por: María D. Valderrama
El diseñador francés Jean-Paul Gaultier, conocido en sus inicios como "L'enfant terrible de la mode", volvió a provocar hoy en la Alta Costura de París donde convirtió el cigarrillo en icono e hizo desfilar a las mujeres con los pezones a la vista junto al mensaje: "Free the nipple!". La pasarela abrió con una decena de modelos masculinos vestidos con versiones deportivas del esmoquin, combinados con deportivas y bufanda similares a las de los hinchas del fútbol, o botas altas tipo hípica.
Gaultier (1952) ya creó diseños "Couture" para hombre en la década de los noventa de manera puntual, pero desde su equipo confirmaron a Efe que hacía ya años que el creador había abandonado esa línea, pensada ahora más bien como un regalo que sus clientas podrían querer hacer a sus parejas. Aunque, como es habitual en la firma, el hombre no fue más que un mero objeto para la mujer, para quien el modista creó los más espectaculares diseños jugando con la masculinidad, el esmoquin y el "smoking", es decir, el tabaco.
Los cigarrillos se convirtieron en collares, brazaletes y, sobre todo, en un mensaje que decoró chaquetas, vestidos y abrigos en forma de logo: "No smoking" (prohibido fumar). "Es un juego de palabras entre "smoking" (fumar) y el esmoquin, pero en realidad era un pretexto para mostrar que si lo dejamos podemos servirnos de los cigarros para hacer joyas añadiendo un poco de humor", bromeó Gaultier entre bambalinas.
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A pesar del calor que golpeaba hoy la capital francesa y que se notaba con fuerza en el "backstage" del desfile, repleto de amigos y seguidores suyos, Gaultier saludó a todos risueño y se mostró contento con el resultado de una colección que reivindica "la libertad ante todo". "¡Libertad de crear y de divertirse! Si uno quiere fumar que fume, y si el otro no quiere fumar, coge el cigarro y lo utiliza como un juego", dijo entre risas a la prensa. Negó, sin embargo, que la línea fuera un himno a favor del cigarrillo pese a que incluso la canción que escogió para la banda sonora estaba dedicada a este vicio: "L'amour c'est comme une cigarette", hito de la cantante Sylvie Vartan en los años ochenta.
El hombre que en su juventud volvió a poner de moda el corsé, lo retiró hoy completamente en un mensaje que, aunque él quiso quitarle hierro, era claramente político, en alusión a la censura de las redes sociales a las imágenes que muestran pezones. Entre las numerosas adaptaciones del traje masculino para ella, en los que la chaqueta se convirtió en vestido o en abrigo de tul transparente combinado con pantalones cortos y liguero, varios estilismos mostraron esa parte del cuerpo por debajo de jerséis y blusas transparentes. Una pareja de modelos (hombre y mujer), salieron llevando un panel de plástico transparente a modo de "top" con el mensaje: Free the nipple! (liberad el pezón), consigna frecuentemente utilizada contra redes sociales como "Facebook" o "Instagram", que censuran indistintamente las imágenes en las que aparecen pechos femeninos.
"En los años sesenta las mujeres se quitaban los sujetadores y los quemaban. Las niñas de la siguiente generación usaron corsés como símbolo de algo sexy, pero querían llevarlo, no se veían obligadas a hacerlo. Fue otro paso en la libertad de elegir", señaló el francés. Gaultier dijo ver en el momento actual "una especie de puritanismo" por el que incluso "una chica fue expulsada de un instituto por no llevar sujetador", dijo en referencia a un suceso que tuvo lugar este año en Argentina. "Yo estoy a favor del sujetador, lo puedes llevar por fuera, por dentro, como quieras, pero obligar a la gente a usarlo... no me parece para nada bien", denunció.
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En mitad de este hervidero de reivindicaciones, la colección, que solo abandonó el color blanco y negro en algún vestido azul o turquesa, tuvo un aire poético con prendas vaporosas y con movimiento. Eso fue lo que transmitió el vestido de novia que cerró la pasarela, azul, con una inmensa falda y cola de seda, que parecían creados con auténtico humo de tabaco. En esta última jornada de la Alta Costura, donde se presentaron desde el domingo las propuestas para el otoño-invierno 2018/2019, mostró también su propuesta la diseñadora israelí Galia Lahav, famosa por sus vestidos de novia.
Entre azul añil y rosa pastel, Lahav apostó por prendas en tul cargadas de lentejuelas y volantes con forma de flores, superponiendo vestidos abiertos a pantalones de traje combinados con sandalias de alto tacón, un paso hacia el "couture-à-porter" pero que mantuvo la sofisticada puesta en escena de este saber-hacer. Tras el fin de los desfiles, la Alta Joyería se mostrará mañana a la prensa antes de un fin de semana de exposiciones inéditas al público, que podrá descubrir en París las piezas más exclusivas de Dior o Chaumet.
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