Probablemente muchas veces te has preguntado, desde tu paternidad, cómo manejar ciertos aspectos mientras que tu hijo atraviesa por la adolescencia.
Lo primero que debes conocer es que esta etapa es una búsqueda intensa por descubrir una identidad propia. Por lo tanto, tu vástago estará haciéndose preguntas como “¿quién soy?”, “¿qué quiero?”, y definirá, por consecuencia, aquellas cosas que le interesan y que quiere alcanzar.
Además, según el licenciado Orlando García, “en la adolescencia no solo se producen intensos cambios, quizás impactantes y movilizantes, sino que también es un periodo en el que se desarrollan todos los potenciales operativos. Constituye un ciclo en el que se construye de forma creativa la experiencia, se establecen objetivos a corto plazo, aparece el interés por ideales altruistas, por ayudar al otro; aparece la necesidad de construir el mundo externo”.
Dada esta etapa, la autoestima de tu retoño es un aspecto muy importante para considerar, ya que el desarrollo sano del concepto sobre sí mismo lo ayudará a continuar de forma normal con su vida. La autoestima está definida como el concepto o la conciencia que tiene un individuo sobre su propio valor como ser humano. Es el núcleo central de la personalidad y determina la conducta. Su desarrollo comienza desde que la persona nace, y se conforma en el tiempo con el roce y trato con el medio exterior, con aquellas cosas que lo rodean.
Como madre, tienes un rol especial en esta etapa que atraviesa tu vástago. Debes procurar acompañarlo en todas sus inquietudes y cuestionamientos y proveer respuestas y soluciones objetivas. “En mi experiencia trabajando con adolescentes y su familia, los problemas surgen cuando los padres pierden el contacto con sus hijos. Hacer contacto significa verlo, escucharlo, tocarlo, abrazarlo, sentirlo. Como padres caemos en el error de “ser perfectos” y les imponemos esas exigencias a nuestros hijos para que ellos satisfagan nuestras expectativas, y allí comienza el distanciamiento que termina en que los vínculos se d e b i l i t e n”, afirmó el licenciado Orlando García.
Por lo tanto tu deber y el de tu familia es, intencionalmente, construir lazos afectivos que le provean al adolescente seguridad. Al mismo tiempo, es importante establecer límites familiares que sean consecuentes con los valores inculcados y practicados en casa. Según el Licdo. García, “la familia debe entender que los adolescentes tienen sus necesidades y que los padres están ahí para ayudarlos a canalizarlas, respetando su manera de ser y de pensar. Eso no quiere decir que los padres tengan que aceptar cosas con las que no estén de acuerdo”.
De acuerdo con la psicóloga Myriam Serracín, “los padres deben ser lo más objetivos posibles durante este periodo. Es importante que se le resalte al adolescente las cosas buenas que realiza y no solo se le regañe por las malas”.
Por lo general, la baja autoestima en un adolescente se desarrolla a partir de críticas constantes de personas allegadas (padres y familiares), sin que exista un balance entre las virtudes y defectos del joven a la hora de comunicarlos.
Las consecuencias de un joven con baja autoestima pueden llegar a ser la inhibición social, la interrupción del desarrollo de sus capacidades y la aparición de sentimientos como la angustia, el desánimo y la vergüenza, entre otros.
Además, en su vida futura, es posible que el adolescente tienda a subordinarse ante otros porque realmente se siente inferior que los demás.
Como mamá, procura desarrollar en tu hijo una mente con criterio propio y valores bien sedimentados. Una sana autoestima le ayudará a desarrollar un buen corazón, y “si somos libres en el corazón, no habrá cadenas hechas por el hombre con fuerza suficiente para sujetarnos”, Steve Biko.
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