Jue, 11/26/2015 - 16:15
- Para Padres
En estas fiestas patrias, además de celebrar nuestra historia, también reforzamos nuestros valores cívicos, aquellos que en nuestra sociedad consideramos hoy en día en peligro de extinción. Y es que cotidianamente hablamos de la importancia de valores como el respeto, la honestidad y la solidaridad, y de su aplicación para el desarrollo sano del país.
Hoy quiero mencionar uno de los que se habla poco, pero impacta a todos los demás. Hablo de la empatía. Y es que poco se menciona la empatía como un valor, sin embargo, en estos tiempos, considero que es uno de los más importantes.
La empatía, según la RAE (Real Academia Española), se define como la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. Es poder entender, comprender, ayudar y apoyar a nuestro prójimo. Es ponerse en los zapatos del otro y darle una importancia genuina a su estado actual. Es conectar emocionalmente con el otro, algo que hoy los humanos parecemos hacer cada vez menos.
Si “volteamos la tortilla”, para satisfacer nuestras propias necesidades, muchas veces necesitamos también la ayuda y comprensión de los demás. Necesitamos la empatía del otro. La empatía es esa cualidad que tenemos los humanos de poder conectar con los demás valores, pues dejamos de ser individualistas y entendemos que lo que hacemos tiene un efecto en el otro: positivo o negativo.
Dicho esto, la empatía no es innata, por lo cual es imprescindible enseñarla en nuestros hogares y en muchas ocasiones es lo que más piden las personas. Escuchamos a diario mensajes como: “No te pones en mi lugar”, “No te importa cómo me siento” o “Tú no me entiendes”.
Practiquemos la empatía en nuestro diario vivir utilizando palabras para nombrar sentimientos: “Me imagino que debes estar triste”, “Esa situación en el trabajo debe tenerte preocupado”, “¿Puedo hacer algo para hacerte sentir mejor?”.
A su vez, alabemos las cosas buenas; así promovemos la repetición. Tales como: “Gracias por ayudarme a limpiar los trastes”, “Te felicito por haber recogido todos tus juguetes; sé que no fue fácil para ti”, “Fuiste muy gentil con tu hermana, eso me hace feliz”.
Por último, para estas fiestas de fin de año, seamos más agradables en casa, ayudemos a los más necesitados o tengamos más paciencia con ese colega, pues sabemos que todos luchamos una batalla de una u otra manera. Cuando somos empáticos con el prójimo, de una forma u otra también somos buenos con nosotros mismos y esto contribuye a cerrar el año con un sentimiento de bienestar con el que todos salimos ganando.