En ocho preguntas: La Jaxx

Jue, 10/01/2015 - 19:32

¿Cuándo fue tu primer acercamiento con el arte urbano?

En Amsterdam, mientras trabajaba para la agencia de publicidad Leo Burnett, soy diseñadora. Entonces mi jefe era grafitero; una noche planeamos ir con un chico de la oficina de enfrente, de ahí,  salimos a pintar y a la semana siguiente ya estaba haciendo mi primer esténcil, eso fue en  2002.

De Colombia a Amsterdam y de ahí a Panamá

Sí, básicamente. Lo que pasa es que yo me fui a  estudiar a Miami Arts School, tienen un programa fantástico, después del primer año te pueden mandar a diferentes ciudades a trabajar en agencias de publicidad. Yo empecé en Londres y me  encantó, pero cuando conocí Amsterdam y vi lo que era el diseño —porque es espectacular— yo quería irme, apliqué e inicié en Leo Burnett. Después, a los dos años, vine aquí por una boda, conocí a un panameño y me casé.
 

¿Cómo fue ese inicio aquí en Panamá? 

Bueno, es que se vuelve una pasión cuando empiezas en la calle a poner tu marca, es lo que yo considero  darle a un espacio aburridor un  significado. Entonces  de la pasión viene la necesidad. Para ese entonces  tenía un estudio en el Casco y no me gustaba salir sola porque  es ilegal aquí,  uno siempre tiene que tener a una persona mirando y que te avise para que puedas estar tranquila; así empecé a pegar el esténcil de las piernas en el Casco, en el edifico Santa Familia.
 

El esténcil de las piernas  en blanco y negro son tu marca ¿por qué tanta fascinación?

Primero, porque tengo una obsesión con el blanco y el negro desde chiquita y cosas muy  geométricas. Me gusta expresar mucho la feminidad, era como la combinación perfecta para hacer un esténcil. Entonces fui y puse las piernas, de ahí, un amigo me dice: “You’re spreading your legs”, que es una expresión gringa que tiene que ver con “abrir las piernas”. Me pareció divertido el concepto y lo continué.
 

‘Nunca dudaré de mi destino’ y otros  mandamientos se pueden leer en los muros del Casco Antiguo, ¿cuál es la historia?

Esos mandamientos salieron de Facebook, los leí y dije esto está impresionante, yo creo que es algo con que todas nos podemos  identificar, con uno o con otro. Específicamente salieron de un concurso que  había hecho una marca de ropa interior, se llama Vicky Form, en el que  pidieron a las mujeres que escribieran sus 10 mandamientos y quedaron diez finalistas. Como  yo estaba en San Felipe y estaba viendo lo que estaba pasando alrededor con las mujeres, con las niñas, las niñas embarazadas chiquitas, el abuso, el abuso de drogas, golpes,  todas esas  condiciones, entonces me pareció  que esos mandamientos los tenía que leer todo el mundo: mujeres y hombres.  A mí me parece muy rico poder validarnos y entonces los mandamientos son para celebrar la independencia que tenemos actualmente.  
 

¿Por qué la calle y no una galería?

Porque la calle es un lugar por donde  todos pasan  y lo ven, es para todo el mundo. Si tienes esa misma obra en una galería de arte, no todo el mundo puede entrar a verla. Entonces eso es lo que me encanta de la calle.
 

Cuántas piernas recuerdas haber esparcido... 

Ja, ja, ja, (miles). En el Casco tenía unas piernas gigantes que iba a poner en un parqueadero que tenía una pared de ladrillos horrorosa, eran de tres metros de alto, cuando ya estamos pegando el último pedazo, vienen de la oficina del Casco Antiguo diciendo que eso no es permitido. Y bueno, cerramos.
 

¿De los mandamientos, te han hecho algún tipo de comentario?

Sí, muchos... Me dio lástima no documentar a las  personas que estaban caminando por ahí. He tenido comentarios de hombres y mujeres que algunas veces me preguntaron cuál era mi propósito. En una ocasión vino un tipo y me dijo: “Sí, verdad que esto es un buen mandamiento porque una mujer me lo hizo para retenerme”. A raíz de esas interacciones, se crearon los siguientes veinte, este proyecto   abrió el espacio a muchas conversaciones.
 

¿Qué celebran tus obras?

La feminidad, el ser mujer, porque siempre hay este concepto de feminismo que es la mujer brava saliendo a pelear a las calles y este no es para mí el concepto del todo. Entonces, en vez de ponerlo como víctima, lo veo como celebración. Tenemos un supermomento, ya existe algo de igualdad. Lo que pasa es que no es pelear contra el hombre, yo amo a los hombres, es como celebrar la igualdad.
 

¿Hace falta más arte en las calles?

Pues sí, estamos rodeados de publicidad, es impresionante, pues tenemos mucho ruido visual. Un arte bien  hecho, hecho con amor, le dan un sentido. Hay que darle la oportunidad a todos los artistas. En Bogotá es legal, y por lo tanto, el grafitero tiene tiempo para dedicarle a la obra, de tal manera que  el  arte se mejora.  Al haber arte en la calle, esta se vuelve un museo público.

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