Vie, 08/14/2020 - 12:39
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El confinamiento está afectando en mayor proporción a las mujeres, ya que trabajan en la informalidad y sectores sociales, los más golpeados por la crisis.
Una "ruleta, sin saber cómo ni cuándo podrás volver", así es como Sofía, nombre ficticio de una trabajadora afectada por la pandemia del coronavirus, ve su futuro laboral en Panamá, donde los sectores en los que predominan la mano de obra femenina fueron los primeros en cerrar y serán los últimos en abrir.
Panamá clausuró el comercio no esencial a mediados de marzo pasado, al inicio de la pandemia que golpea con fuerza al país y lo ubica ahora como el de más casos confirmados en Centroamérica, con 78.446 y 1.722 muertes.
Entre mediados de mayo y junio se reactivaron algunas actividades como los servicios técnicos y la industria, y esta semana se anunció que desde el lunes próximo podrán abrir las salas de belleza y barberías, al 50 % de su capacidad, y las ventas minoristas pero solo para despachar a las puertas del local lo que el cliente compró por internet.
"No hay aún reapertura (plena) de los sectores donde trabajan las mujeres como son servicios, hostelería o comercio. Así, seguimos estando en desventaja", le dijo a Efe Isabel Guzmán, representante del Comité de Mujeres de Confederación Convergencia Sindical.
Ni contrato ni reintegro al trabajo
"La empresa todavía no ha liquidado a nadie, solo nos mantienen los contratos suspendidos. Pero hay que estar preparado psicológicamente para cuando te llamen y te boten", relató a Efe Sofía, quien laboraba en un gran almacén en Ciudad de Panamá hasta marzo.
Sofía se marchó de vacaciones, cuando regresó la pandemia ya había llegado y la empresa donde trabaja, junto con otros 800 compañeros, cerró y suspendió sus contratos, una figura que existe en la ley panameña y que el Gobierno afirma busca preservar el puesto y evitar despidos.
Según las cifras del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel), se han registrado 277.231 contratos suspendidos desde inicios de la pandemia, el 57 % correspondientes a hombres y el 43 % a mujeres.
La apertura de actividades en mayo y junio consiguió reactivar 37.034 contratos, de los que el 35 % corresponden a mujeres, unos número que confirman una "desproporcionalidad" por géneros en el reintegro y retorno a los puestos de trabajo, dijo la directora nacional del Ministerio de Trabajo, Zaritma Simon Rodríguez.
"Existe una preferencia hacia los hombres a la hora de contratar y reactivar los puestos de trabajo", confirmó Simon Rodríguez.
La situación se repite en otros países y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dicho que la pandemia está afectando en mayor proporción a las mujeres, ya que trabajan en la informalidad y sectores sociales, los más golpeados por la crisis.
Un cóctel: teletrabajo, los niños y la casa
"Las mujeres están, las que pueden, laborando desde sus casas. Esto representa una carga física y emocional porque tenemos que estar atentas al hogar, niños, adultos mayores, personas con discapacidad generando una carga emocional", señaló la líder sindical.
Una carga corroborada por el Ministerio de Trabajo: "al tener recargo de trabajo aparecen las cargas emocionales: más cansancio psicológico y físico que tiene como consecuencia una menor rendición laboral", dijo la directora de Género y Trabajo, Yelitza González.
Socialmente, las mujeres han sido delegadas al cuidado de hogar y los niños, así como a trabajos relacionados con la limpieza y la atención de mayores, pero además, en Panamá también tienen una fuerte presencia en el área de enfermería, un sector desbordado y golpeado por la pandemia, dijo González.
Así, la COVID-19 ha agudizado los roles sociales impuestos aumentando desproporcionalmente la carga de las mujeres, creando momentos de estrés y ansiedad.
"No queremos que esto llegue al punto de que la mujer tenga que decidir si cuidar a sus hijos o trabajar", explicó González. EFE