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Emprender es una hermosa montaña rusa dónde vas a reír, disfrutar, frustrarte, soñar, limitarte, dudar, llorar y sentirte pleno cuando logres tu cometido porque es un resultado que viene de tu esfuerzo, dedicación y entrega.
De seguro estás viviendo esta etapa… yo la viví hace un año y quisiera contarte un poco de ella.
Soy María Gómez, mejor conocida como Mariee y podría describirme como una mujer soñadora, organizada, proactiva y llena de ideas en la cabeza que trato de plasmar con esa pizca de creatividad que llevo siempre conmigo. Soy profesional en Mercadeo digital y amo el inglés y la comunicación. Desde mis años universitarios empecé a descubrir esta pasión por enseñar y transmitir mis experiencias, pero no sabía cómo hacerlo.
Antes de darle vida a este emprendimiento que titulé Mariee Gómez, fundé el proyecto de evangelización digital “Como un granito de mostaza” (2014) y me dediqué a estar en un puesto laboral estable y sin tantos conflictos. Soy sincera, la idea de emprender nunca pasó por mi mente hasta esta pandemia. Antes de esto, siempre me negaba a esa experiencia y me decía a mí misma que todo bastaba con tener un buen empleo y de allí obtener mis ingresos para vivir.
Desde el 2014 que empecé a trabajar activamente me sentí lejana y 0 identificada con la motivación a emprender, probablemente porque tenía la idea de que ser emprendedor iba de la mano con ventas de productos, cocinar platillos exquisitos, hacer artesanías o vender online ropa o accesorios. Mi concepción limitada de lo que significa este concepto me hizo evadir e ignorar el tema por muchos años, sin embargo, el 2020 golpeó como un año distinto y que incentivó a los cambios y un buen día me llegó la idea (y pude comprender a la vez) que emprender podía ir de la mano con un proyecto de marca personal para mezclar mis dos pasiones: enseñar y el marketing digital.
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¿Sentí miedo y dudas? Muchas. ¿Eso me detuvo? Hasta ahora no…
El miedo a emprender radica en la incertidumbre de si la idea que tenemos y que tanto nos ilusiona va a calar exitosamente o si será un completo fallo donde no generaremos ingresos ni obtendremos los resultados esperados. Pareciera que emprender fuera una serie de pasos mágicos donde simplemente lanzas tu idea y esperas sentado a que todos lleguen corriendo a pedir tu producto o servicio, pero la realidad es que es un trabajo mucho más arduo de lo que suena.
Y sí, emprender es genial si tienes espíritu de perseverancia y ese proyecto te motiva e inspira porque es algo que te gusta hacer y eres bueno en ello, pero el primer paso es apenas soñar la idea y materializarla.
Entonces, ante un terreno pedregoso e incierto… ¿cómo perder el miedo?
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Pues creo que lanzarse a hacer realidad esta idea de negocio que tienes es dar crédito a tantas charlas, historias que tomas de ejemplo y caminos que empezaron chicos y ahora son grandes empresas para comprender que este es un camino que cada paso dado es tan válido como cada paso que das hacia atrás. Emprender es una hermosa montaña rusa dónde vas a reír, disfrutar, frustrarte, soñar, limitarte, dudar, llorar y sentirte pleno cuando logres tu cometido porque es un resultado que viene de tu esfuerzo, dedicación y entrega. Puede que el inicio del viaje sea lento y te haga dudar de tu idea, pero emprender es a la vez un viaje de aventura donde pondrás la pasión como la gasolina diaria y te sentirás feliz de desvelarte, estresarte y dedicar tanto tiempo a eso que te inspira y causa euforia: tu propia historia.
Concluyo esta interrogante con tres palabras: pasión, perseverancia, decisión, siendo la última la más importante. ¿Por qué? Porque si decides cada mañana al despertar que debes seguir con esa historia que te inspira, emprender y el miedo que eso conlleva siempre será opacado por el valor que despierta en nosotros ante las ganas de sacar adelante esa idea que tanto te apasiona y que un día se despertó como una llama encendida en tu corazón, con el objetivo de nunca apagarse.
¿Estás listo para emprender este viaje?
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