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El roquero presenta La Banda Sonora de la República de Panamá, un proyecto en el que pretende aprovechar su herencia, tanto política como musical, para crear algo nuevo que integre todo lo que ha hecho en su carrera
Carlos Iván Zúñiga no reniega de su pasado -ni el familiar ni el artístico-, al contrario, el roquero emprende un proyecto en el que pretende integrar y exaltar todo aquello que lo ha formado como individuo y músico. Aun con los temores de quien ha tenido que sortear ambientes hostiles en el pasado, guarda la esperanza de que su nuevo álbum le brinde la oportunidad de atraer la atención y conectar una vez más con el gran público, aquel que tiende a pensar que su carrera se quedó en lo que hizo hasta mediados de la década de 1990 con la ya legendaria banda Xantos Jorge (intérpretes de clásicos del rock nacional como Lágrimas de Sangre, Estrellas de Hielo, La Pinta, entre otras), durante el revival post Invasión del rock panameño.
Tienes un nuevo tema, un nuevo proyecto... solista en esta ocasión, ¿por qué solista ahora? ¿por qué no con la complicidad de un grupo de músicos?
Sí tengo la complicidad de otros músicos; pero para poder retomar mi carrera musical, lo que ha sido antes y después de Xantos Jorge, tengo que llamarme bajo mi nombre -en realidad bajo mis iniciales, CIZ (Carlos Iván Zúñiga), como muchos me llaman para resumir-. Así puedo tener un repertorio amplio de canciones que sean conocidas por la gente. Muchos se han aferrado a la década de 1990; pero también tengo un repertorio de canciones que hice con Son Azul donde yo cantaba. Estoy tratando de armar un show que tenga sentido, que sea movido, que sea un abanico de lo que ha sido de mi carrera. No solamente de mi carrera, de mi vida entera, porque tengo fragmentos de cosas que me evocan recuerdos de cuando yo era pequeño. En este proyecto, “sampleo” fragmentos de mi música panameña favorita, música que descubrí en la colección de mi abuelo (Carlos Iván Zuñiga Guardia); en el archivo de Radio 10, música que mi papá (Carlos Iván Zuñiga Candanedo) ponía mucho en la emisora cuando yo era pequeño. Eso me trae muchos recuerdos.
Hace un momento decías que la gente se ha aferrado a la década del 90. ¿Te aburre, que siempre que la gente habla de ti y a tu carrera, vuelva y se remita a Xantos Jorge?
No me molesta; pero, en parte, me dan ganas de despertar a la gente y decirle que sigo haciendo música. Es parte del mensaje de mi nueva canción, titulada Marrón (El Reloj): Nunca dejé de hacer música, aunque hubo gente que no supo de lo que hice después. Quizás por la promoción, porque estuve más underground y no se hizo algo tan constante o tan explosivo como lo que sucedió con Xantos Jorge, que vivió toda una serie de coincidencias que lograron que el grupo tuviera tanto éxito en la década de 1990. Hoy en día, pareciera que no estuviera haciendo nada; pero yo estuve trabajando todo el tiempo. Más lento, es cierto, pero era porque faltaba presupuesto. No hay un mercado tan fuerte como para que hubiese presupuesto y sacar un álbum completo. Yo lo hacía en forma de sencillo y con el proyecto de Son Azul que era un nombre, hasta cierto punto, oculto. Escuchabas el nombre Son Azul y no sabías lo que estaba pasando. Si yo, en esa época, me hubiese lanzado como solista, de repente, sí sabrían (que estaba haciendo).
Entonces, ¿fue un acierto o un error?
Fue un acierto, porque Son Azul me permitió hacer música para mi familia. Hice canciones que yo dedico a mi familia: a mis hijos, a mi abuela, a mi mamá, a mi papá y, sobre todo, a mi esposa, Rocío Bordanea, quien hacía el dúo conmigo. Fue algo muy poético: ayudé a mi abuela (Sydia Candanedo de Zúñiga) con uno de sus libros al que le compuse música que toqué con la orquesta de cámara de la Universidad de Panamá. Hice cosas que estaban fuera de los límites a los que yo estaba acostumbrado con Xantos Jorge, una banda de rock en la cual lo usual era que yo llevara una canción y cada quién hiciera su arreglo. También conocí a Audri Yala [músico guna], quien me enseñó música de su pueblo. Adaptamos rituales indígenas con música pop-rock acústica. Fue una época muy experimental. La fusión de los ritmos panameños nos representan. No podemos encasillarnos en dos o tres ritmos.
Hablemos ahora de “La Banda Sonora de la República de Panamá”...
Así se va a llamar el álbum. Tuve varios intentos de hacer un proyecto que se llamara así, La Banda Sonora de la República de Panamá. Desde el 2009 empecé con eso y saqué algunos temas; pero, al final, terminó por convertirse en un colectivo que lidero, porque todo esto se hace acá en Espacio 10 (mi estudio). Han participado en las sesiones de trabajo muchísimos artistas. Por ejemplo, en el proceso de creación, tocaron cuatro bajistas, hubo seis guitarristas, y así. Algunos tocan en el disco, principalmente los guitarristas. En el caso de los bajistas, en algunas canciones toco yo el bajo, y en otras he alternado con otros dos bajistas. A la hora de producir, estoy trabajando la mayoría de las cosas bajo mi supervisión.
¿Cuál es la línea del disco?
Es música rock con letras sobre las ironías que suceden en este país, todo muy sarcástico. Este es un país súper extraño, por desigual. Hay canciones que hablan sobre cómo se reparten la riqueza y las oportunidades solo para algunos y otros son los olvidados. Por ahí van las letras, de protesta. Sin embargo, tengo canciones más positivas, que dan esperanza al público: las cosas pueden cambiar si nos lo proponemos.
Es un retorno al rock, entonces...
Sí, es un retorno al rock. Tengo canciones de esas que te suben la onda, y un par de temas suaves, con la esperanza de que sean más “radiables”.
El componente político...
¿El componente político?
Acabas de decir que son canciones que critican al sistema y la desigualdad...
Correcto
¿Qué implica llamarse Carlos Iván Zuñiga? ¿Qué implica ser Carlos Iván Zúñiga III?
Siempre he sentido un compromiso con mi abuelo de seguir adelante con el mensaje. Él nos inculcó, a su modo, ser comunicadores. Él era un político con un discurso muy acertado, pasional. Mi abuelo aprendió viendo al sacerdote de su natal Penonomé. Después él aplicó ese estilo, esas ideas, a la política. Mi papá, vino después, adaptó ese pensamiento al entretenimiento, y se suavizó bastante. Con la crisis de los años 80, su postura se radicalizó bastante. Aunque nunca fue diputado ni tuvo un cargo, mi papá tiene un pensamiento muy político, le apasiona la Historia.
¿Este proyecto es, en cierto modo, para conciliar algo que es parte de ti? Viéndolo desde el rol que han jugado los Zúñiga y de esa línea política que han marcado...
Desde un principio tenía esa inquietud de hacer un proyecto que fuera nacionalista, que rescatara la identidad de Panamá. Por ahí me voy: por esos pensamientos que me inculcó mi abuelo.
¿Cuáles son tus expectativas con La Banda Sonora de la República de Panamá entonces?
Ya no se trata de una banda, sino de un colectivo. Quisiera hacer vídeos en directo, transmisiones en directo, y unificar en un solo proyecto todas las cosas que soy capaz de hacer. Me gustaría crear una ventana para que artistas nuevos y artistas amigos colaboren conmigo. Encontrar una forma de conectar lo que otros hacen con lo que yo hago. Una especie de hermandad colaborativa.
Es una apuesta en grande...
Estoy poniendo toda la carne sobre el asador en este momento. Quiero hacer algo todo incluido. Y espero que a la gente le guste.
¿El concepto del éxito pasa con el pasar del tiempo?
Sí... En realidad, nunca he pensado que el éxito es ganar dinero. Mi éxito es trabajar en lo que a mí me gusta, dejarle un legado a mis hijos, poder estar con mi familia trabajando en este proyecto. El éxito para mí, en parte, ya lo conocí con lo que sucedió en los 90. No me gustó la superficialidad del éxito, porque se desvía el tema sobre lo que es el mensaje en realidad. Solo se piensa en chismes y cosas que no importan. Durante mucho tiempo tuve que luchar con quienes escuchaban mi nombre, Carlos Iván Zúñiga, y pensaban que era un “yeyé”, una persona de plata. No sabían que mi abuelo fue una persona que tuvo que escalar desde abajo, que se tuvo que hacer solo, porque su padre murió cuando él tenía ocho años. Nosotros siempre hemos tenido que luchar y salir adelante con las oportunidades que nos han brindado. Mi abuelo, mi papá, y yo. Ahora también mi hijo que está tratando de cumplir sus sueños. Todos nosotros hemos tenido una misión en común, que cada uno ha cumplido a su modo: ser comunicadores. Yo pensé que mi hijo no saldría con esa vocación; pero está muy metido en el tema en los deportes y, quizás, más adelante le guste la política. No sé.
Entonces, ¿hay más en común entre Carlos Iván Zuñiga Guardia y su nieto, Carlos Iván Zúñiga Grifo, de lo que la gente nota a primera vista?
Bueno... eso sería...
... La comunicación es el hilo conductor, como tú dices, ¿no?
Sí, es el hilo conductor; pero no quiero afirmar algo tan grande. Para mí, mi abuelo es inalcanzable. No puedo permitir que nos comparen, él siempre va a ser el top. Yo quiero ser como él, de verdad, me encantaría ser como él.